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Ualá, la fintech argentina que quiere democratizar el acceso financiero en Latinoamérica
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Cuando le preguntan al argentino Pierpaolo Barbieri (34) de dónde nació la idea, él cuenta que cuando vivía en Estados Unidos, cada vez que llamaba a alguien a su país natal le respondían que estaban haciendo trámites en el banco. Eso, dice, fue uno de los “disparadores” de Ualá: un banco digital que a través de una tarjeta prepago da acceso a personas no bancarizadas. Todo a través de una app.
Barbieri, nacido en el barrio Caballito en Buenos Aires -hijo de padres italianos-, se fue a los 17 años becado a Harvard a estudiar Historia Económica. Ahí hizo su tesis con Niall Ferguson, y luego se fue a Cambridge a cursar un máster en Economía e Historia. Regresó a Estados Unidos y por dos años estuvo en Greenmantle, una consultora que abrió con Ferguson -y en la que sigue siendo Director Ejecutivo-, hasta que en 2016 decidió regresar a Argentina “porque quería hacer algo propio en la economía real, con un fin social”, ha dicho.
Llamó a dos personas para concretar la idea: Javier Alcalde (director y oficial de cumplimiento), y a Marcelo Morales (CPO), hijo de su profesora de historia en el colegio, experto en TI, quien por esos años estaba instalado en Barcelona. Morales tomó un avión de regreso a Ezeiza y junto a un grupo de unas cinco personas comenzaron -en un Starbucks- a darle forma al emprendimiento que tenía como fin democratizar el acceso financiero primero en Argentina y luego en Latinoamérica.
Cuando empezaron a tantear con los operadores de tarjeta la posibilidad de lanzar una versión prepaga Mastercard gratuita, la respuesta de los competidores fue rotunda: es una locura, el sistema no está listo para eso.
Nueve meses después, con el proyecto armado, buscaron a los primeros inversionistas semilla y en octubre de 2017, con 15 personas en el equipo, lanzaron Ualá. Antes del primer año, ya había cien mil tarjetas prepagas de la firma circulando en Argentina, y dos levantamientos de capital por US$ 44 millones, con fondos administrados por Goldman Sachs Asset Management, Soros Fund, Jefferies y el emprendedor Kevin Ryan, entre otros.
Ahora, tras la última ronda de capital por US$ 350 millones que se concretó el 13 de agosto, liderada por el gigante tecnológico chino Tencent y la japonesa Softbank, la fintech alcanzó la categoría de unicornio -el onceavo de ese país-, con un valor de mercado de US$ 2.450 millones.
El no-banco
El origen fue la tarjeta -tienen más de 3,5 millones en Argentina y México- pero esa es una sola vertical del negocio: la transaccional (que permite comprar en comercios, pagar servicios, comprar por internet y hacer transferencias). Además está la crediticia, que otorga préstamos de 12 a 18 meses y permite la cuotificación de las compras; y la de Walth Management, área que lidera Andrés Rodríguez, parte del equipo inicial de la fintech.
A diferencia de los bancos, dice Rodriguez, Ualá tiene hoy una licencia de proveedor de servicios de pagos (PSP), que no les permite hacer intermediación financiera. De hecho, los préstamos los hacen con capital propio, y las inversiones son a través del fondo común de inversiones SBS Ahorro Pesos. “Conectamos a usuarios con este partner que lanzamos hace un año y medio”, explica.
-El riesgo de prestar plata a personas que no tienen ese score es enorme, ¿cómo lo manejan?
-Es enorme hasta cierto punto, porque nosotros logramos entender cómo se comporta el usuario. Al tener tarjeta podemos inferir la capacidad de pago de ese usuario porque sabemos qué servicios tiene (pago de cuentas, transferencias, etc.).
-¿De los aumentos de capital salen los fondos para los préstamos?
-No necesariamente el total, pero una parte sí. Estamos en camino de migrar ese modelo a través de la incorporación de un socio estratégico (llegaron a acuerdo para comprar el banco digital Wilobank, del millonario Eduardo Eurnekian). No vamos a ser un banco. No creemos que sea necesario. Es importante tener licencias que nos permitan ofrecer distintas propuestas de valor y ampliar el ecosistema.
Lo último fue el lanzamiento de la Ualá Bis para que las personas que tienen alguna actividad profesional o de comercio puedan hacer la cobranza de esos servicios a través de Ualá. Y desde ahí luego acceder a los otros productos: transaccional, préstamos e inversiones.
La apuesta de Barbieri y cía. es seguir profundizando su crecimiento en Argentina y México y entrar al mercado colombiano antes de que termine el año. ¿Y Chile? No al menos en el corto plazo.
Ahora, ya reconocidos como unicornio, Rodriguez dice: “Nosotros nunca estuvimos muy de acuerdo con esto de medirse por una evaluación (de valor de mercado), porque creemos que la inclusión financiera es tan importante que no debiera medirse por si vales US$ 1.000 o US$ 2.000. Y creemos que las rondas y evaluciación son un medio para ese fin y una consecuencia de lo que hemos logrado.
-¿Tienen planes de salir a la bolsa?
-Hoy en día no.
-Ahora están en la cima, ¿pero hubo ideas en el camino que probaron y fracasaron?
-La verdad es que no, pero eso no quiere decir que no ocurra en el futuro, y tenemos que estar listos y abiertos a que las cosas a veces no ocurran como uno las había pensado. Yo creo que la parte linda de la historia es que es al revés: muchas de las personas que se sumaron a Ualá no entendían mucho de la propuesta de valor. Y ahora están sorprendidas de lo que hemos podido generar en tan poco tiempo.
CIFRAS
- Más de 1 millón de usuarios invierten en el fondo común de inversión disponible en la app, el segundo más grande de Argentina en cantidad de personas.
- 230 mil créditos otorgados.
- 55% de los usuarios tienen entre 18 y 30 años.
- 65% no tenían historial crediticio al momento de descargarse la app.
- Ualá no tiene oficinas. Las mil personas que trabajan en la empresa -pronto subirán a 1.500- lo hacen desde sus casas.